domingo, 27 de abril de 2008

UN COMENTARIO

Mauricio Villacrez es un lector mío a quien no conozco personalmente, sólo he leído su blog llamado La zona del shulca, al que llegué haciendo cliks en diferentes enlaces. Les trasmito a mis amigos su comentario sobre mi libro de sonetos La casa que habito cuando canto. Me resultó muy halagador, pero por sobre todo me demostró que los caminos de la poesía son también insondables y misteriosos. Aquí va:


Tengo algo curioso que agregar en esta sección además del poema de este mes: voy a contarles cómo llegó a mis manos. Yo suelo visitar con cierta frecuencia “mis” librerías y entre ellas se cuenta La Tertulia, que es el local de Librerías La Familia en el Centro Cultural PUCP de Camino Real. Bueno, pues resulta que había ido a comprar la revista que nos piden leer en el INIPUC (el infame Reader’s Digest) y cuando me acerqué al mostrador me encontré con un pequeño cerrito de libritos blancos. Como soy bien pero bien cachivachero no pude resistirme a revisar al paso uno de ellos. Le pregunté al pata que atendía la caja de qué se trataba el asunto (porque estaba en una sección en donde siempre colocan los volantes) y me dijo que me podía llevar uno, que eran gratis. Me lo metí en la mochila tras agradecer la transferencia y seguí mi camino. Durante horas no le di mucha bola al librito porque tenía que terminar con mis asignaciones del inglés; pero cuando volví por la noche, ya más relajado y con más tiempo, puede entregarme al secreto placer de la poesía. Qué les puedo decir, me gustó lo que leí… Pero me acabo de saltar al final.:-P Lo que pasó fue que no sabía por cual de los poemas comenzar al leer –uno diría que por el primero, pero yo quería añadir un poco de azar a mi vida aquella noche- y pensé que sería buena idea leer el poema 14 porque ese es el número del feliz día en que nací. ;-) Y me reafirmo: me gustó lo que leí. Es más, creo que es el mejor poema de la obra. Para serles sincero, no conocía nada del autor hasta entonces y aún ahora solo conozco de él lo que se menciona en la solapa del poemario. Ahora, sin más preámbulos, los dejo con el soneto 14 del poemario “La casa que habito cuando canto” del piurano Alberto Alarcón. Mis más vivas felicitaciones para la Mesa de Promoción Editorial de Trujillo por hacer posible que muchos lectores como yo tengan acceso a su grata poesía.


14


Qué hermosa es esta casa cuando vienes,
cuando se oye tu nombre cotidiano
y tu voz es la música de un piano
que columbra su aroma en las paredes.
***
Qué tibio este rincón cuando apareces
y tu vientre está al borde de mi mano.
Y ya no tengo que llamarte en vano,
pues te tengo en verdad y tú me tienes.
***
Qué alegre este balcón cuando retornas
y esta rústica puerta hecha de sombras,
donde crecen los musgos de mi espera.
***
Y mi amor en la verja oyendo el viento,
como hacen ciertos pájaros que, oyendo,
saben si ha vuelto o no la primavera.


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