martes, 17 de julio de 2007

MANUSCRITO DE JAVIER

Lo de la botella se me ocurrió cuando tuve el sueño de los pájaros y el río. Si no me equivoco, fue dos noches después de los ajetreos a escondidas con la Zíngara. Los pájaros eran al principio una mancha gris y luego como retazos de un papel oscuro con bordes dorados. Salieron del horizonte y se perdieron pronto. Sólo quedó uno de ellos, haciendo volteretas en lo alto y desplegando unas alas demasiado grandes para su cuerpo. De pronto, se detuvo y me mostró de cerca sus ojos brillantes y terribles. De su pico brotó un chorro curvo de agua que vino a caer a mi boca.
El río simplemente pasaba. Yo estaba sentado en una ribera hasta donde se prolongaba la fresca sombra de los eucaliptos y los sauces. Una luz mansa envolvía el paisaje, debían ser las tres de la tarde. Por el lado del Partidor, donde está el rústico astillero con sus arboladuras en desorden, unos balseros conversaban tranquilamente, como si esperaran a alguien. Sonó un disparo de fusil de caza y luego tres más. Los balseros se arrastraron hasta guarecerse en las matas y yo me quedé sentado en donde estaba. Por unos chopos oscuros se avizoraba una balsa. Cuando pasó delante de mí, vi que llevaba el cadáver de un muchacho. Iba pálido, como de cera, y llevaba sobre el pecho una flor de sangre recién abierta.
En el momento de meter el papel en la botella, estaba ya muy cansado. Esa noche, la Zíngara se había puesto su bata negra y me esperó aparentando estar dormida sobre su viejo canapé. Cuando subía a mi cuarto, en el estudio de mi padre parpadeó una luz consentidora. Me dormí con la botella abrazada, esperando el amanecer y la ruidosa llegada de los albañiles. No recuerdo los versos que escribí, pero sí el verde oscuro de la botella donde los puse hundiéndose lentamente entre el canto rodado y el espeso cemento de la columna. Allí dejé mi mensaje. Algún día mi casa estará muerta, pero alguien entrará en ella y caminando sobre las hojas de los otoños amontonados, buscará esas palabras.

2 comentarios:

CÉSAR CASTILLO GARCÍA dijo...

ser�a bueno que contaras ampliamente esa experiencia. Heraud, debido a su temprana muerte, se ha convertido en uno de los mayores arcanos de nuestra historia. Debe tener vigencia.

bethoven medina dijo...

Saludo la revaloración de nuestro recordado Rigoberto Meza Chunga.
Tan extraordinaria su humanidad como su auténtica y calificada escritura.
Saludos,
Bethoven Medina